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Un paseo inolvidable, el florecimiento de los guayacanes cumplió las expectativas



Desde la noche ya estaba con esa ansiedad de querer viajar hacia Zapotillo (suroccidente de la provincia de Loja, frontera con Perú), Mangahurco concretamente, para ver un acontecimiento natural del que he oído, visto y leído una barbaridad. El florecimiento de los guayacanes ya se promociona a nivel nacional como uno de los grandes acontecimientos de la naturaleza para el turismo de Ecuador.

Salimos desde Catacocha a las 7 de la mañana dispuestos a disfrutar algo que llevábamos tiempo esperando. Cámara cargada a tope de batería, pan de dulce en la mochila, gorra y lentes de sol por si el calor era justiciero y de una para la vía Macará hasta El Empalme, donde se desvía a la derecha hacia “La Celestial Celica”, la cual y como es su costumbre, nos abraza con su perenne niebla invernal, la cual no dejamos hasta llegar a Pindal, capital maicera del Ecuador, haciendo parada antes en San Juan de Pozul donde un excelso café se nos sirvió en la plaza central, en la cual la niebla espesa no nos dejó disfrutar la bella fachada de su iglesia.

Desde Pindal hasta Mangahurco hay dos opciones. Una por la vía asfaltada directa a Zapotillo, o bien por la carretera de tercer orden, “la selva” como la llaman los moradores. 60 kilómetros de distancia por una vegetación impresionante pasando por las parroquias de Milagros, Paletillas y Bolaspamba hasta llegar a la pequeña aldea portadora de unos de los mas maravillosos actos mágicos de la naturaleza que haya visto jamás.

El florecimiento atrasado de este año se comienza a ver un par de kilómetros antes de llegar al centro de la población y la visión nos deja sin palabras, a pesar de que aún falta florecimiento para que sea más espeso, pero nos dio igual, ¡realmente maravillosa la visión!.

Sin lugar a dudas valió la pena las 4 horas de camino hasta llegar a nuestro punto final, dado que la perspectiva visual de ver laderas enormes y cerros llenos del color amarillo intenso del guayacán te transporta a un mundo paralelo.




Fueron más de 300 fotos antes de volver con una experiencia digna de repetir y cuanto antes, quisimos volver a la semana siguiente para ver todo el piso lleno de las hojas caídas, lo que convierte el lugar en una alfombra amarilla que de seguro es otra de las visiones que se quedan en la retina para siempre, pero por desgracia no pudo ser, lo dejamos para el año siguiente.

Os dejo una pequeña selección de las fotos que tomamos durante toda la mañana. Si queréis ver mas fotos de la excursión agregaros a nuestra web de Facebook, pues ahí iremos subiendo mas fotos poquito a poco.







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Bramaderos, una mañana subiendo cerros

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