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Mismo idioma, diferente lenguaje




El castellano es muy amplio, todos lo sabemos, y si hay un lugar donde se utiliza en su gran extensión es en Latinoamérica, donde aún se conserva mucho léxico que para los que venimos de fuera nos resulta realmente difícil tener una comprensión total por la amplitud de vocabulario y las diferentes expresiones que se utilizan aún siendo el mismo idioma.

Lo único bueno que trajeron los españoles fue el nuevo idioma”, esta frase es de las que mas he escuchado desde que llegué, y les doy toda la razón del mundo. No expondré mi opinión sobre el “descubrimiento de América” porque ni me dejarían entrar a España por vacaciones, todavía es algo muy suceptible.

Que iras” donde yo diría “Me cago en la puta”, “Me vale verga” donde yo expresaría un escueto “me la suda”, “Ahorita mismo” en lugar de mi brusco “Ya”, y así cientos de ellas, son ejemplo de las diferentes expresiones para constatar una situación que no difiere de cualquiera de las que aparecen en la vida diaria.

Cholo – “Paleto”, Patucho – “Hombre/mujer pequeño”, Polla – “Chuleta de exámenes”, Gel – “Gomina para el pelo”, Carro – “Coche”, Churón – “Rizo”, Suco – “Rubio/Blanco”, Tomar – “Beber alcohol”, Manejar – “Conducir”, Enseñarse – “Acostumbrarse”, Hecho funda – “Mas borracho que un higo”… son una pequeña muestra de los diferentes significados de las mismas palabras que utilizamos pero con contextos totalmente diferentes y que al principio apenas me dejaban hablar, sólo escuchar y escuchar para acostumbrarme al nuevo y mas amplio vocabulario, lo cual agradezco enormemente.




La utilización de los diminutivos es algo precioso y me parece muy cariñoso para el trato, aunque desde algún tiempo se está haciendo una campaña a nivel nacional para terminar con esa costumbre de Miguelito, Papito, doña Tuquita, mi carrito, mi empresita…

Recuerdo entrar al facebook y leer comentarios preguntándome que idioma estaba leyendo. La utilización de palabras y términos del castellano que para mí me parecían antiguos me producía una ansiedad por no entender los verdaderos significados de lo que me exponían, era como estar escuchando otro idioma realmente.

Igualmente reconocer expresiones como “Mandarina” –Calzonazos- me volvió a la realidad de una sociedad excesivamente machista donde el rol hombre-mujer está muy marcado, por desgracia eso me sonaba bastante. Un término que afecta bastante al susodicho aunque a mí me parezca ridículo y según en que momento se diga puede provocar un verdadero terremoto en la reunión.



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