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Agradezco lo que NCI y BOS+ hacen por la Pachamama




Margot Jacob departiendo con los moradores. Foto Nci Ecuador

Por Nci EcuadorLoja - Mayo 2015

Cuando Margot Jacob, estudiante belga de Trabajo Social llegó a Loja, tres meses atrás, para hacer sus prácticas de fin de carrera, no sabía qué esperar. “Era una aventura”, en palabras suyas. Ni siquiera el año que vivió en Iquitos (Perú), ni el aprendizaje del español le dieron certezas.

Ahora, luego de haber realizado una investigación sobre el uso del vainillo en Catacocha (cantón Paltas), y cuando ha llegado la hora de volver a su país, la melancolía la invade. No quiere irse, puesto sus afectos se han quedado en Catacocha. A continuación, ella aborda parte de sus experiencias.

¿Cómo llegaste a Naturaleza y Cultura?
Vine por BOS+ (ONG belga que apoya la conservación del medioambiente), socio de Naturaleza y Cultura.

¿Contactaste a Bos+ en Bélgica?
Sí. Llegué a Ecuador el 14 de febrero de este año, y empecé mis prácticas luego de Carnaval.

¿En qué consistieron?
El trabajo más grande que he hecho es una investigación sobre el vainillo. Durante el primer mes, me dediqué a revisar información. Luego, entrevisté a 30 personas de Catacocha.

¿Del Comité de Gestión?
Veinte socios del Comité de Gestión de las Cuencas de los Ríos Catamayo y Playas, de Paltas, y 10 personas no socias, que habitan en varias microcuencas. Lo que tenían en común es que todos recolectaban vainillo, y eso era lo más importante. La idea era establecer si había alguna diferencia entre la gente del Comité y las otras personas, y no la hay.
Después de procesar las entrevistas, escribí un informe y concluí, entre otros aspectos, que lo bueno del Comité es que, socias o no, todas las personas son bienvenidas. Dicha organización brinda varios talleres y cursos, a los que también pueden asistir los no socios.

¿A qué otras conclusiones llegaste?
Para mí, estudiar el contexto social era lo más importante, pero las entrevistas también apuntaban a los niveles económico y ecológico. Por ejemplo, les pregunté si su bienestar había mejorado desde que cosechan vainillo, y todos me dijeron que sí; cuando les pregunté por qué, la mayoría respondió que se debía a ganaban más dinero. Es decir, en lo social hay una mejoría que es consecuencia del aumento de los ingresos económicos.

¿Y respecto a la conservación?
También les pregunté si conocían los beneficios ecológicos que podían obtener al dedicarse al vainillo, pero hay que considerar que es un producto nuevo y la gente está empezando dicha actividad, por lo cual no hay un conocimiento tan amplio al respecto. De todas formas, la gente está reforestando con vainillo, lo que demuestra que sí hay cierta información sobre los beneficios para el bosque.

Pero, ¿se ha creado realmente una conciencia ecológica o la idea de que hay que cuidar el bosque porque puede darles beneficios?
Sí, pero aún falta. Lo bueno del vainillo es que es una planta silvestre, y hay un montón de gente que lo cosecha de las plantas que encuentran. Además, como se han repartido plantas de vainillo, ahora hay más conciencia al respecto. De todas formas, hay que considerar que aquello también depende de los intereses de la gente, que pueden ser muy diferentes.

¿Qué has ganado tú, como persona?
Me encantó hacer este trabajo porque creo que he aprendido mucho. No solo entrevisté a gente, sino que también ayudé al Comité en algunas tareas. Cuando vine acá, no sabía qué era el vainillo; no había escuchado sobre él. Todo era nuevo; inclusive, el proyecto de reforestación, financiado por BOS+. Yo no conocía el beneficio para el bosque y sus habitantes.

¿En qué labor ayudaste al Comité?
Recolecté vainillo durante unas tres semanas; asimismo, me fui en camión hasta Riobamba, para venderlo. Adicionalmente, ayudé a sembrar vainillo en una minga, y he asistido a talleres organizados por el Comité sobre los bioles y abonos orgánicos que usan, lo cual es súper interesante. Me gustó mucho.

¿A cuántos talleres fuiste?
A unos seis. He elaborado un pequeño documento con la información sobre los temas tratados, para la gente del Comité, aunque aún hay que imprimirlo.




¿Un folleto didáctico?
Sí, pese a que nadie me lo pidió. En esos talleres nadie anotaba nada, o muy poco, y como yo escribo muy rápido, la gente acudía a mí por ayuda, así que trabajé con el capacitador que impartió esos talleres, y de ahí salió el folleto.

Luego de tres meses de prácticas, ¿qué conclusiones has obtenido? ¿Fue una aventura para ti?
Sí, vine a la aventura. Al inicio, estaba un poco estresada porque no conocía nada; sin embargo, si es una aventura, es mejor no tener una idea previa, para experimentar. Me ayudó mucho el hecho de que yo ya conocía Perú, y también el idioma, aunque las primeras semanas casi no entendía el español de Catacocha. Para mí, era un español del tiempo de Don Quijote, con una mezcla como de quechua y algunas palabras muy típicas de acá [risas]. Yo aprendí español en la selva, donde se habla bien despacio y tranquilamente. No se puede venir con ideas preconcebidas porque estamos en Ecuador, donde todo es posible, y donde las cosas pueden cambiar rápido. Eso me gusta porque ha determinado que tenga mucha libertad en mi trabajo; he podido escoger qué hacer, y cuándo hacerlo.

¿Obtuviste una beca para venir?
No. Vine gracias a mis padres, y también con ahorros míos. Cuando tengo vacaciones, o los fines de semana, trabajo en Bélgica. Con ese dinero pude pagar mi vuelo. En Bélgica, mis padres pagan mis estudios y mi estadía en Gent; con ese mismo dinero he vivido acá.

En resumen, viniste a la aventura…
Y todavía es una aventura...

¿Te vas contenta? ¿Crees que venir a Loja fue una buena decisión?
Sí, claro. Ahora me voy triste; de hecho, no quiero irme. Quiero quedarme acá, pero tengo que presentar mi tesis el 15 de junio de este año.

¿Crees que el trabajo de Naturaleza y Cultura, en Catacocha, está dando frutos?
Naturaleza y Cultura, Bos+ y el Comité tienen la misma visión de las cosas, y me encanta lo que hacen respecto al vainillo. Lo que necesitan es tiempo, pues la gente, cuando no ha satisfecho sus necesidades, piensa más en dinero y en comida, que en ecología. Ahora están trabajando con el vainillo, y hay mucho potencial. Desde mi perspectiva de trabajo social, lo que me gusta es que Naturaleza y Cultura y Bos+ no solo actúan en el ámbito ecológico, sino que también trabajan con comunidades, porque lo social es importante. La naturaleza es importante, y la cultura, también. Están ligadas. Ahora, los compañeros de acá tienen mucho trabajo. Agradezco a estas organizaciones, no solo por la oportunidad que me han dado, sino por lo que están haciendo por la Pachamama, que nos da la vida, y por las comunidades.

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