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Hace muy poco estuve hablando de la maravillosa tradición de “La Madre Símbolo” que se hace en Ecuador, y por la celebración del día de la Madre tuvimos anoche una dedicada a las madres de nuestra muy extensa familia ecuatoriana.
Fotos en grupo, en
solitario y de nietos con la Madre Símbolo y al obligado baile con el que cada
reunión remata. Y por supuesto regado con el “traguito” de rigor, en ese caso
un whisky Ballantine´s aderezado con agua gaseosa que iba entrando muy
suavemente a traguitos cortos que el anfitrión iba ofreciendo en un solo vaso
para todos.
Hace muy poco estuve hablando de la maravillosa tradición de “La Madre Símbolo” que se hace en Ecuador, y por la celebración del día de la Madre tuvimos anoche una dedicada a las madres de nuestra muy extensa familia ecuatoriana.
Tres madrecitas
veteranas optaban a la dignidad y por estricto sorteo aleatorio entre las tres
la agraciada fue la nuestra, por supuesto después de la exquisita cena que nos
brindaron los anfitriones de tal magno acto.
Cuando subió al
pequeño escenario hecho para la ocasión la cara de Doña Antonia ardía en miles
de colores. Introvertida como nadie en un escenario (cosa muy rara aquí, pues
quien mas y quien menos se expresa envidiablemente en público) no se hacía con
el micrófono para dedicar las obligadas palabras de agradecimiento y cuando lo
consiguió, un escueto “Gracias a todos, que Dios los bendiga” despertó los
aplausos de los agradecidos invitados muy predispuestos para celebración
incrementando las ovaciones en el acto de imposición de banda.
Un programa de los
artistas de la familia dieron un repaso de los más variados temas dedicados a
las madres presentes, consiguiendo sacar las lágrimas de las susodichas que sin
ningún tipo de pudor expresaban su contento en forma de llanto de agradecimiento.
Emocionante y
divertido el debut de los mas pequeños dedicando sus poemas y lecturas a las
mamitas que no podían parar de recoger sus babas viendo a los retoños.
Imposición de banda |
La noche terminó remojándonos
en la calle con la suave lluvia que durante toda la tarde estaba cayendo para
aligerar la subida del trago a nuestros cerebros, y con el cigarrito que toda
despedida de reunión familiar requiere.
Una gran noche
dedicada a las mamitas, pero este año la nuestra fue la más especial.
Un ángel en el micrófono |
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