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Las 4,15 en punto de la madrugada y el despertador canta un sonido amargo que entorpece la apertura de los ojos adormilados. A las 5 hay que estar en la feria de los domingos para no perder puestos y comenzar a trabajar transportando las compras de un lado a otro acompañando a compradores venidos de todo el cantón que se aprovisionan para toda la semana.
Las 4,15 en punto de la madrugada y el despertador canta un sonido amargo que entorpece la apertura de los ojos adormilados. A las 5 hay que estar en la feria de los domingos para no perder puestos y comenzar a trabajar transportando las compras de un lado a otro acompañando a compradores venidos de todo el cantón que se aprovisionan para toda la semana.
Arroz, arveja,
lenteja, cantaclaro, maíz, cerveza, quesillo, gas… la carretilla no da para
todo y hay que hacer varios viajes para trasladar la mercadería hasta “la
chiva” que al cliente lo lleva de vuelta a Las
Cochas y a por otro cliente rápido, no hay tiempo que
perder. Entre $0.25 y $1.00 según la carga mas la voluntad hace que al final de
la mañana el resultado haga sobre unos $20,00 en un buen día.
Kevin Manuel llega
todos los domingos desde Chapango (a unos 5 km de
Catacocha) con la carretilla que le deja su abuelo y a sus 14 años ya es un
experimentado “carretillero” que esta mañana, cuando ya son las 09,00 horas, ha
hecho como unos 15 clientes y no ha podido descansar desde que llegó.
- Hay domingos
que me los paso acostado en la carretilla, pero este va muy bien. Diosito
quiera que siga así. Dice con media sonrisa de
cansancio.
La tarde la pasará
descansando para las clases del lunes, pero con el bolsillo lleno de una
“plata” ganada con el esfuerzo de quien, a pesar de su temprana edad, entiende
de responsabilidad mas que posiblemente cualquier persona madura.
- Tengo 4
hermanos pequeños y el sueldo de mi mamá lavando ropa no da para todos, la
ayuda de los domingos de mi hermano y mía viene muy bien.
Su hermano de once
años ya está comenzando a “carretillear” con el carrillo que le presta uno de
sus vecinos, pero no lo ha visto en un buen rato; “eso es buena señal,
estará trabajando”.
Son las 12,00 del
mediodía y el flujo de clientes bajó estrepitosamente, es hora de retirarse a
almorzar y esperar al próximo domingo, durante la semana las clases hacen
olvidar el arduo trabajo que la vida le ha puesto como asignatura obligatoria
antes de tiempo, aunque como bien dice Kevin; “si no trabajamos nos
vagueamos, no hay otra”.
La vida del carretillero, aveces demaciado pesada, porque ademas de la carga se lleva la responsabilida de un hogar. Mi hermamo hacia lomismo siempre dice aprendi a trabajar en una carretilla, lustrando zapatos y haciendo mandados. Jamas robamos un centavo y siempre dispuestos a ayudar. La vida nos da grandes oportunidades que merecen esfuerzo. Buen reportaje.
ResponderEliminarGracias por su comentario. Aunque se es demasiado joven para trabajar, según mi opinión, es una buena escuela para ayudar a la familia y un buen aprendizaje de responsabilidad. Saludos,
EliminarYo creo por un lado que esta bien que ellos trabajan porque llevan quizá el pan del día o ayudan para el gasto de la casa, pero por otro lado estamos hablando quiza de la explotación infantil, hoy en día se habla del buen vivir con el gobierno de Correa y está prohibido que los niños trabajen , se trata de bajar el índice de niños que trabajen en las calles en todos los campos laborales, no soy de la idea de que la niñez trabaje para eso están los padres para que tomen esa responsabilidad.
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