Los versátiles Raspados



De las cosas que mas me fascinaron de este país es la cultura de comer helados haga frío o calor, aunque ya expliqué alguna vez que las bendiciones climáticas de este lado del mundo y su eterna primavera me ha acostumbrado a verlo como algo normal, pero para mí nunca ha sido normal, yo me he limitado a comer helados de junio a agosto nada mas, que es la época de calor de mi España querida, mas bien de ¡tremendo calor!.

Y es que por tener la posibilidad de comer durante todo el año hay una variedad infinita de helados naturales, caseros, por supuesto industriales también, dominados por la marcas “Pingüino” y a una mas pequeña escala por “Topsy”. Pero de los que verdaderamente quería hablaros es de los caseros y de uno en particular que me encanta: “El Raspado”

Todavía por algún rincón de Catacocha hay puestecillos en la puerta de las casas particulares con el cartel de se venden raspados y helados caseros, sobre todo en los barrios colindantes al centro, aunque son mas abundantes en las pedanías. Sin duda una buena forma de sacarse un sobresueldo o como principal sustento tan necesitado para familias mega-numerosas que aquí abundan.



El Raspado es tan sencillo como exquisito y muy versátil, pues se hace a tu gusto, no hay un raspado igual.
Hielo raspado (frapé), con un mecanismo que te transporta al siglo XIX, pero efectivo como el que mas, y después viene la creatividad, se riega todo el hielo con las esencias que tu elijas; chicle, menta, vainilla, chocolate, coco, piña, fresa, durazno, miel,  hasta leche condensada y manjar... y todo por 0,25$.

A mí me gusta el de chocolate y menta ó fresa y chocolate, ¿tú de que lo pedirías?

Maquinaria para frapear hielo


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Bocadillos de panela y maní. Tradición dulcera del sur ecuatoriano

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