Vivienda tradicional de los Saraguros




La población en las comunidades de los Saraguros se distribuye en asentamientos pequeños y dispersos, característicos de las comunidades indígenas. Los factores geográficos y ecológicos influyen en sus formas de asentamiento, tanto en Saraguro como en Yacuambi. Pero lo más interesante de las comunidades es que mantienen su tradición, apegadas a la tierra como forma de identidad e integración social.

La vivienda de los saraguros tiene forma rectangular. Hasta la década de los años setenta, el principal material utilizado para su construcción era el bahareque. A partir de entonces, hasta la actualidad, se han incorporado otros materiales como el adobe, el ladrillo y el bloque, debido a la falta de materia prima disponible, provocada por la deforestación de los bosques nativos, por la influencia de la arquitectura urbana y por la falsa concepción sobre la elevación del estatus social y económico al utilizar elementos diferentes de los ancestrales. Las viviendas antiguas constituyen parte de la identidad arquitectónica de los saraguros.




Las dimensiones normalmente son el doble de largo en relación con el ancho. Sin embargo, no hay uniformidad en este aspecto, pues depende del material disponible y del espacio del terreno. En promedio, sus medidas son 16 varas de largo (13,4 m) por 8 varas de ancho (6,7 m). En cambio si la vivienda tiene 14 varas de largo (11,7 m), tendrá 7 varas de ancho (5,9 m). De acuerdo con estas dimensiones, este espacio se divide también en tres habitaciones, en forma más o menos proporcional: 4 varas (3,3 m) para la cocina, 8 varas (6,7 m) para la sala y 4 varas (3,3 m) para el dormitorio.

Otro elemento considerado para la construcción de la vivienda es su orientación, determinada principalmente por factores climáticos. El asolamiento es una determinante importante porque se refiere al sitio por donde abriga el sol en las mañanas y en las tardes. Por esta razón, la orientación de sus ejes va siempre de norte a sur para recibir los rayos solares, ya sea, en la mañana o en la tarde, según la topografía del terreno. La otra determinante es la dirección de los vientos. Esto se refleja más en la forma de los tejados, puesto que sus culatas o aleros son de mayor longitud para que el corredor se ubique en el centro y se pueda protegerlo del viento por ambos lados.

Los diseños de construcción eran únicos: en forma de un número siete o un modelo en U. El techo era con culata (cuatro aguas) y, en otros casos, era modelo caballito (dos aguas). Cada casa, generalmente, tenía tres cuartos a los que se les denominaba cocina, sala y cuarto.


En la cocina se ubicaba el fogón, en un lugar escondido del viento y de las personas ajenas (cuchu), además de incluir el cuyero, la alacina, el muyuchi, el soberado y la cama donde dormía la familia.

La sala, una segunda pieza situada en el centro de la construcción, era un cuarto más grande que estaba destinado para guardar y almacenar los productos (granos secos de maíz, porotos, habas, etc.). 

En ciertas ocasiones, también se lo utilizaba para las diferentes fiestas familiares, como por ejemplo, fiestas religiosas, matrimonios y velorios. Generalmente, la sala estaba amoblada con unos bancos largos de madera, ubicados en una esquina de la habitación, y una mesa grande que estaba dispuesta para ser utilizada en cualquier actividad familiar.

La tercera pieza, llamada cuarto, estaba destinada para guardar la ropa y, en tiempo de fiestas, servía para guardar los alimentos con los que la gente contribuía. En algunas ocasiones también se la utilizaba como dormitorio. Estas casas siempre tuvieron una sola ventana y estaba ubicada en la cocina con dirección a donde se ocultaba el sol.

En épocas pasadas, se construían casas de bahareque con la participación comunitaria, en unos treinta o cuarenta días. La edificación no tenía ningún costo; la construían en mingas, donde participaban familiares y más moradores de la comunidad hasta terminarla. Esta actividad era realizada por voluntad propia de las personas mayores, los jóvenes, los niños, los hombres y las mujeres de la comunidad.

El cambio en la construcción de casas de bahareque por adobe se dio porque las edificaciones de adobe tenían mayor durabilidad y la madera cada vez iba escaseando en los lugares cercanos. Hoy en día, estos materiales incluso son reemplazados por otros más modernos como el ladrillo, el bloque o el asbesto. Los techos ya no son de teja o paja, ahora son de Árdex o de concreto. Estos cambios en el método de construcción se dan por la emigración de las familias a otros países, al tiempo que adquieren otras formas de vida y comportamientos. 

Fuente: Libro de la Memoria Oral del Pueblo Saraguro / INPC R7







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