Llegan las lluvias pero no el agua

Y es que ya esta llegando... mi amiga la lluvia está tocando a la puerta para que me prepare a disfrutarla. De enero a abril no faltará a su cita de la tarde normalmente, descargará sin contemplaciones  una cantidad de agua suficiente para abastecer a una población de mas de 50.000 personas. ¡¡¡Ah no!!!, eso sería en una situación normal, y aquí no es normal.

Que en el siglo XXI, con una media diaria de 120 litros por metro cuadrado todos los inviernos, tengamos que sobrevivir con tres horas de agua al día es para que a los responsables de este bendito municipio les de tal vergüenza que no se atrevan ni a salir a la calle.

El desaprovechamiento de las "cochas" del P´isaca clama al cielo, la falta de infraestructuras para distribuir ese agua es indignante, la despreocupación en el mantenimiento de lo poco existente produce una impotencia indescriptible.
No quiero informarme mas sobre el tema para no perder la racionalidad y cometer alguna estupidez hacia los que se presuponen deben velar por el bien común (al menos eso es lo que dicen cuando están en campaña electoral).

Mientras, seguiremos ahorrando para comprar un depósito de 1000 litros y cambiar el que tenemos de 500 porque no da para tener agua durante todo el día para una familia de 5 miembros.

El resultado de no tener gente realmente preparada y profesional para gestionar todas estas cosas lo estamos recogiendo y comprobando día a día, pero no pasa nada, seguiremos diciendo que esto es lo que nos ha mandado "diosito".




Por fin tranquilidad cuando se viaja en bus interprovincial

Al mes y medio de llegar a Ecuador haciendo el trayecto Velacruz-Loja tuve un enfrentamiento con el conductor del autobús de la Cooperativa Loja, donde lo taché de asesino por la forma de manejar un vehículo con 45 personas oficialmente, pero ese día en concreto iba el pasillo lleno de gente de pie, cosa que está PROHIBIDA, por lo que calculo que de 70 personas no bajábamos.
Actualmente llevo veinte meses en el país y es justo decir que ya tengo los cuatro últimos viajes a Guayaquil con una tranquilidad impropia. No sé que ha pasado para este cambio, espero que haya sido el sentido común, pero el trayecto Catacocha-Guayaquil se hace en su horario previsto, siete horas deben de ser, y lo mas importante para la seguridad; ¡¡¡No se recogen viajeros sin billete por la noche en cualquier carretera!!!.

Me informan que han puesto en los autobuses GPS con el que controlan la velocidad y los tiempos de parada, no sé si será verdad, pero si es así aplaudo enormemente esta iniciativa, porque era una pesadilla sólo el pensar que tenía que viajar.

El transporte mayoritario en este país sigue siendo el autobus, la gasolina es barata (1,48$ por galón, que vienen a ser casi unos 4 litros), por lo que repercute en el precio del billete (el trayecto Catacocha-Guayaquil, sobre los 400 kilómetros cuesta 10$). Debe de seguir la modernización de las flotas y sobre todo, debe de seguir la modernización de las mentes pensantes de los responsables de las cooperativas.




Cantaclaro y Julio Jaramillo, la mezcla de los domingos




Si hay una mezcla perfecta en todo el sur del Ecuador para pasar un domingo en la tarde es tomar Cantaclaro escuchando los pasillos de Julio Jaramillo.

El Cantaclaro, un aguardiente de caña, se toma por rondas con un solo vaso que pasa por todos los presentes, he de decir que lo probé y no me gustó nada, demasiado fuerte para mi gusto, pero es la bebida mas tradicional y mas consumida en la parte sur de la sierra. Una autentica religión.

Para saborear un buen trago es imprescindible la música tradicional por excelencia del Ecuador, el pasillo, y si es en su mayor exponente mejor, Julio Jaramillo.




El Pasillo ecuatoriano proviene de los inicios del siglo XIX como variación del vals austriaco y con influencias del sanjuanito y el yaraví por ello es lento y melancólico, la mayoría de veces hablando del dolor por el desamor. Julio Jaramillo fue su máximo exponente, popularizandolo incluso a nivel internacional. Don Julio es uno de los grandes orgullos nacionales y no hay día que no suene en alguna emisora de radio o en cualquier reunión de chupa.

No pasa un domingo que no se vea por cualquier rincón de Catacocha o pueblo sureño grupos de toda índole e indiosincracia con su botella de Cantaclaro en el suelo pasando ronda y con la música del ruiseñor de América en el celular.





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Ecuador del Sur




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Enrique Males alimenta mi alma

Haciendo gimnasia en Guayaquil




Y yo sufría porque desde hace un año y medio que vivo en Ecuador no estaba haciendo nada de ejercicio. Hoy lo hice todo de una. Recuperé el tiempo perdido.

Intentar moverte por Guayaquil mediante el transporte público (buseta) requiere de una forma física envidiable, y la mía no es precisamente envidiable sino mas bien endiablada.

Tomo la línea nº 13 desde la Martha Roldos al Ministerio del Litoral (mi visa de residencia sigue jodiéndome la vida, pero al menos ya está aprobada), veinticinco minutos de trayecto agarrado a la silla de delante como en una montaña rusa, realmente divertido. Llega mi parada. Me mentalizo de que tengo que salir de ese mamotreto de los años sesenta esquivando a mas de treinta personas que me taponan el pasillo, bueno, échale huevos y p´alante!.




Después de mi anterior visita a Guayaquil de hace unos años y mi pequeño accidente al bajarme del primer autobús en marcha tengo que decir que actualmente soy un autentico experto en subir y bajar en marcha, como una gacela salto y la ligera inclinación hacia delante para no comerte a mas personas ya la asumí como un guayaquileño mas.

Terminal terrestre de Guayaquil
Termino la gestión en el Ministerio y directo para la terminal terrestre. Línea 92 y a cruzar medio Guayaquil de nuevo. Mochila bien amarradita, músculos en tensión para aguantar frenazos y curvas frenéticas, y mentalización para no matar a alguien que ose a quitarme mis puntos de apoyo.

¡¡Llegué al terminal!!. Compruebo que voy regado en sudor, pero con unos kilos menos y mas fibroso.

Si me quedo solo un mes en esta ciudad me pongo hecho un mulo. Pero no, a las 13.10 camino hacia mi paraíso.



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American Airlines interesada en volar a Quito desde Dallas, EEUU

El mejor vendedor de empanadas de queso del mundo



Los ojos avellana de Walter se iluminan cuando le pido cinco dolares de empanadas, son las 6 de la tarde y desde las 2 está recorriendo todo el barrio repartiendo las deliciosas perlas de queso que la Sra. Gladys, instalada en el corredor de su casa, en la misma orilla de la carretera de la curva de Sta. Marianita, hace todos los fines de semana.

- ¿Cinco dolares don Miguel?, ¿Tantas de una?. El asombro del muchacho en un principio se tornó en admiración al pensar en todo lo que cobraría de una sola tacada.
- Sí Walter, somos muchos hoy y todos queremos empanadas.
-Espere que saque la lista para ver cuantas son.

(El primer día que la Sra. Gladys decidió poner el puesto en la calle para hacer y vender empanadas de queso Walter llegó apurado al supermercado pidiéndonos con su acento cantarín, que me recuerda al gallego, y mezclado con un "ceceo" propio de los andaluces mas cerrados, que le hiciésemos una lista con lo que tenía que cobrar de las empanadas:
-¿Pero como así Walter?. Si cada empanada vale $0.25 no necesitas saber mas... Multiplicas y ya!
-Sí, pero es por si me equivoco en las multiplicaciones, usted sabe que aún no las tengo seguras. Me la hace con el precio de una, de dos, de tres empanadas y cuantas son cuando me piden un dolar o dos, y eso, usted sabe... la gente aquí es muy viva.
Sus once años de inocencia se le olvidan en cuanto necesita algo que genera ingresos para su casa, no hay como la necesidad para que se motive en aprender cosas que el mismo ve que le sirven en la practica.)

- ¡20 papito!, Tengo que darle 20 empanadas.

No oí las últimas palabras cuando ya estaba corriendo gritando a su madre que había un pedido grande. La movilización que consigue al instante es propia de cualquier alto ejecutivo en un estado de ansiedad premeditada.


Al momento se puso en marcha la maquinaria. Masa de harina de trigo hecha previamente, una pizca de "quesillo" en el centro (una variedad de queso casero de la zona que se desmenuza, en este caso de Lauro Guerrero y Cangonamá) y a la sarten, ya bien caliente con aceite vegetal.
No pasaron ni diez minutos cuando Walter llegaba con la sonrisa de par en par con la cesta de mimbre repleta de las mejores empanadas de queso tradicionales que he probado desde que llegué al Ecuador, todas cubiertas de azúcar y ardiendo. Una delicatessen en toda regla, y al lado de mi casa.

- Don Miguel, sus empanadas. Les mandé veintidos, pero las dos de mas son para usted y don Franco, no se las den a nadie. Esas se las regalo por ayudarme a hacer el deber del colegio ahora cuando termine de trabajar, ¿porque me van a ayudar otra vez hoy no?.

¿Quien le dice que no?