Inti Raymi, la ancestral "Festividad Sagrada del Sol" en los Andes




Fotografía intolatinamerica.com
Su origen histórico se remonta a los inicios del Imperio de los Incas en el Cusco, aunque también tuvo especial relevancia en el norte andino del actual Ecuador. Desde sus orígenes, el fundamento básico de esta festividad, la más importante en el Calendario festivo de los pueblos indígenas de los Andes, es el Culto al Sol. Es el tiempo de agradecerle por su Luz, agradecer por las cosechas y exaltar la fecundidad de la tierra (La “Pacha Mama”) en lengua kichwa. Fue y sigue siendo una festividad de alta connotación espiritual también. Para los conquistadores, el Inti Raymi se tradujo como “Pascua Solemne del Sol”.

Elementos gravitantes de esta celebración son la posición geográfica y astronómica de los pueblos localizados en los altos Andes, cerca o en plena latitud cero del planeta; así como los ciclos agrícolas de siembra y cosecha que practicaron los pueblos nativos desde hace siglos, en base a sus estudios y conocimientos de los movimientos del Sol y la Luna.

Actualmente el Inti Raymi se celebra con especial fuerza en las provincias del norte andino del Ecuador y consiste en varios días, a veces semanas y hasta meses de multicolores festividades, cargadas de simbolismos ancestrales, desde la cosmovisión indígena. Epicentros mayores de esta celebración son varias poblaciones de Imbabura como Otavalo, Peguche, Cotacachi, etc, así como las poblaciones de Cayambe y Zuleta, al norte de Quito, en la provincia de Pichincha.

Las celebraciones incluyen coloridas representaciones teatrales populares de enorme dinamismo, con personajes mitológicos como el Aya Uma, líder espiritual de los pueblos, protector de la naturaleza, administrador de las energías espirituales de las montañas y personaje principal de estas representaciones, quien lleva un vestuario multicolor donde cada elemento tiene un especial significado. Su rostro y cabeza están cubiertos por una gran careta que tiene dos lados de modo que de frente o de espaldas, se observan los elementos simbólicos de cada uno de sus rostros.




Se realizan grandes rituales de danza, música y un espectacular despliegue de color en los atuendos y trajes de los actores, a quienes se suma la mayoría de la propia población. Uno de los eventos más impresionantes del ritual es la masiva “toma” de la plaza principal del pueblo, donde se movilizan grandes grupos de danzantes organizados por las propias comunidades, quienes siguen un impecable libreto expresado en cantos, gritos y movimientos especiales. A la toma de la plaza le sigue una “Pelea Ritual” y todo termina en una gran fiesta popular con bailes, música y abundante comida y bebida, incluida la “chicha” de maíz o “jora”. Parte del clímax de la fiesta son los “regalos sagrados” y en especial los castillos pirotécnicos que representan la fuerza de la luz, el fuego y el poder.

Fotografía ecuadortimes.net
La comida también es parte del ritual y se preparan platos especiales en cuya elaboración tienen un rol fundamental las mujeres de la comunidad.

Los preparativos se hacen con meses de anticipación; se nombran “priostes” o padrinos de la fiesta en cada población que son quienes se encargan de los arreglos y los gastos que conllevan las celebraciones. Ser prioste es un gran honor para los pobladores de la zona. La festividad incluye también, en los días iniciales o previos a la celebración principal, un “Baño Ritual”, usualmente realizado en la noche en una de las cascadas sagradas, ríos o lagunas del sector.

En el día mismo del Solsticio de Verano, el 22 de junio, se realizan especiales rituales de culto al Sol en el lugar donde, al mediodía, éste no proyecta sombra alguna: en la ciudad Mitad del Mundo y en los cercanos sitios arqueológicos y ruinas de Rumicucho y Cochasquí, antiguos centros ceremoniales y observatorios del Sol y el universo. Estas ceremonias, si bien incluyen elementos de las tradiciones ancestrales, se han mezclado en parte con concepciones algo más mestizas de la festividad.


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