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Imagen tomada del blog de Eduardo Pucha Sivisaca |
Ya era hora de que os hablara del gran personaje sureño de
Naún Briones. No ha habido día desde que llegué, y ya va para cuatro años, que
no haya oído hablar del “Robin Hood ecuatoriano”, el bandolero de principios
del siglo XX que les robaba a las grandes fortunas, terratenientes del sur
ecuatoriano y norte de Perú, para repartirlas entre los necesitados habitantes
inmersos en unas desigualdades que me atrevería a decir que aún existen.
Este año se cumple el 80 aniversario de su muerte, sobre la
treintena de edad, en su escondite de Sozoranga a manos del Mayor Deifilio
Morocho y en el medio rural aún está muy viva su leyenda, sobre todo en
Cangonamá, cantón Paltas, donde sus habitantes siguen enorgulleciéndose de
decir que nacieron en el mismo lugar del famoso bandolero. En la visita a esta
parroquia se hace obligatorio contemplar los restos de su hogar.
La historia está repleta de leyendas y cuentos, como es
normal al recogerla mediante tradición oral por investigadores como el escritor
ecuatoriano Eduardo Pucha Sivisaca, quien confeccionó uno de los libros más
completos de la biografía del héroe rural, y de quien tomé la foto para ilustrar este pequeño post en su honor.
La vida de Naún Briones también fue llevada al cine por medio
de la famosa novela “Polvo y ceniza”, de Eliecer Cárdenas en 1979, de la cual
he encontrado este fantástico resumen de Guillermo Morán:
“Su leyenda se puede resumir de esta manera: Naún, muchacho pobre hijo de
arriero, fue testigo de la infame muerte de su adeudado padre; su familia
apenas pudo pagar el funeral, todo debido a un sistema de explotación que
convertía a los empleados de los terratenientes en casi esclavos. Tras
presenciar esta realidad injusta y compararla con la de sus amos, llena de
caprichos y comodidades, decide hacerse bandolero, pues es la única forma que
considera viable para ganarse la libertad que anhela y vengarse de quienes
fueron sus opresores. El autor de la novela le hace decir a su personaje: “Y no
quería ser honrado, porque los pobres, que siempre son honrados, respetuosos de
lo ajeno, nunca tienen nada, todo lo deben y mueren, al fin, maldiciéndose por
haber nacido…” . Briones cumple su sueño de ser bandolero y es concebido por
los adinerados y el clero como un criminal, mientras que el pueblo lo consagra
como héroe, sobre todo al adquirir la fama de que sus crímenes no eran para
enriquecerse a sí mismo sino para dar a los pobres”.
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- El Rondador, instrumento por antonomasia de los Ándes
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