Vertientes de Landapo, ¿agua para todos?



Unas de las vertientes de Landapo
Con una lluvia copiosa nos levantamos a las 6 de la mañana para emprender una prometedora aventura por el sector de Landapo, en las faldas de cerro Pila-Pila, desde donde la nueva administración cantonal pretende abastecer de agua a la ciudad de Catacocha. Vertientes de agua perenne que comprobamos “in situ” de una claridad y limpieza dignas para el consumo humano.

En su quinta salida, el club Ruta de los Cerros, había programado una caminata tranquila para comprobar estas vertientes y así conocer una ruta verdaderamente encantadora por el antiguo camino de herradura de Lauro Guerrero hasta Orianga, un camino que fácilmente estaría incluido en la red de vías ancestrales que comunicaban con el reconocido Qhapaq Ñan (Camino Real Inca) en su parte transversal hasta la costa ecuatoriana.

Desde Catacocha dirección Playas y cogiendo el desvío hacia Yamana fuimos recorriendo rincones de una abrupta vegetación sobrepasando Carmelo, Granadillo, Jatunpamba, Lauro Guerrero hasta llegar a Moras, donde nuestro transporte dejó a los caminantes para enfrentar unas dos horas de ruta por increíbles paisajes campo a través.
Sector Voladeros, Landapo
El camino angosto tuvo piedad de nosotros, pues la reciente lluvia no maltrato mucho el sendero y se pudo discurrir tranquilamente admirando el entorno de un bosque seco que se nos presentaba contento de recibir las primeras lluvias de la temporada.

Tierras amarillas, Quebrada Honda, Landapo, Sendero Cola-Cola… un impresionante camino no exento de peligros como el sector Voladeros, donde el viento, brusco y cambiante, puede sorprender al caminante sino es consciente del peligro. La prueba está en el mismo lugar con la cruz de los muertos, evidencia de más de un desastre en el sector.




Camino de Herradura Orianga-Lauro Guerrero
La vuelta de nuevo a Lauro Guerrero se tornó en problemática por la humedad de la vía de tercer orden, puesto que nuestro transporte no podía arriesgar por la resbaladera, lo que se convirtió en una ampliación de la caminata hasta llegar a la “Y” de Santa Gertrudis, por la ruta Orianga-Lauro Guerrero. Tres horas más de convivencia divertida aunque cansada, sobre todo por tener la mente puesta en el exquisito “Repe” y fritada que nos esperaba en la casa de doña Berta Gallegos, manos expertas en estos lares gastronómicos.

Las diferentes vertientes, que durante la ruta comprobamos, refrescaron más de una vez e ilusionó para la tarea de ver llegar agua a la ciudad desde sus caudalosas quebradas.
Si realmente es viable el proyecto esperaremos con ansiedad su ejecución, rogando no se quede todo en meros estudios de palabrería y demagogia barata como estos últimos 189 años.

Si quieres ver mas fotos de esta caminata puedes entrar al álbum de Facebook de la Ruta de los Cerros, pinchando aquí.



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El mágico colibrí

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