Arroz para todos



Para un estómago que no está acostumbrado a comer arroz diariamente como complemento en cualquier comida termina produciéndole un rechazo lógico y natural hacia esa gramínea.
Después de cinco años ya empiezo de nuevo a comer algo de arroz acompañando cualquier carne o pescado, aunque reconozco que bastante poco y tan sólo un par de días a la semana. Mi estomago no digiere bien el arroz blanco seco y suelto que se sirve normalmente como guarnición de otro alimento.

La cultura de tan abundante arroz en la dieta ecuatoriana obedece a una razón puramente económica, no por influencia asiática como erróneamente se cree, debido a que este grano es más barato que el maíz y el pan, tanto en su producción como en su consumo por lo que es muy normal comerlo tanto en el almuerzo como en la merienda acompañando a un “seco de gallina” o cualquier menestra para completar los bajos nutrientes de este hidrato.




En el cantón Daule, al lado de Guayaquil, las albuferas son el centro de producción del arroz ecuatoriano aunque también hay plantaciones a mas pequeña escala por nuestra zona, concretamente el arroz de Macará, a sólo dos horas de Paltas, en sus diferentes variedades es uno de los mas consumidos en el sur ecuatoriano. El clima templado y húmedo de los países tropicales facilita su cultivo desde que a principios del siglo XVIII los exploradores europeos lo introdujeron en Sudamérica.
El arroz es la semilla de la planta Ordys Sávila y sigue siendo uno de los alimentos básicos a nivel mundial desde que hace seis milenios se comenzara a cultivar en el continente asiático.

Como curiosidad hay que decir que la costumbre de tirar arroz a los novios después del enlace matrimonial viene de una costumbre hindú la cual asociaba el arroz a la fertilidad.

Un consejo; si no estás acostumbrado al arroz seco acompañando los diferentes platos prueba el Chaulafán, un exquisito plato de arroz con toda clase de variantes como camarón, pimiento, carne, cebolla, huevo… todo bañado con salsa de soja.
Un plato inventado por la primera oleada de emigrantes asiáticos (muy pocos) venidos a Ecuador a mediados del siglo XX aprovechando las sobras de la fritada ecuatoriana, el cebiche y diferentes platos, añadiéndoles arroz. El plato fue rápidamente aceptado por los residentes adoptándolo como suyo hasta el día de hoy que se ha convertido en uno de los sabrosos platos de la gastronomía ecuatoriana.


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