Coronando el Cerro Pisaca, deidad de los pueblos Paltas



Paseando por la cima del Cerro Pisaca
No sabíamos si podríamos cumplir uno de nuestros primeros sueños cuando llegamos aquí. Coronar el cerro Perdiz (Pisaca en quechua, como comúnmente se le conoce) conlleva bastante dificultad, sobre todo en invierno. Las lluvias lo hacen excesivamente resbaladizo y la parte final de la ascensión se hace casi imposible por el gran desnivel. Pero tuvimos suerte de que amaneció un día esplendido y toda la tarde del viernes no llovió, lo que dejo el piso algo mas llevadero para acometer una ascensión que ya llevábamos mucho tiempo queriendo hacer.

Desde los 1800 msn de la ciudad de Catacocha sortear los 650 metros de desnivel hasta la cima del coloso, antigua deidad de los pueblos Paltas, parecía algo sencillo por lo que los ánimos discurrían sin darle apenas importancia a las 7 horas de caminata que nos esperaban por delante.

Entrando por la vía San Vicente del Río pusimos pie adelante para completar el kilometro y medio que hay hasta llegar a las fabulosas lagunas en las faldas del cerro. Una visión impresionante con las lagunas repletas de agua lo que le dan un aspecto majestuoso.
Desde las lagunas se comienza el ascenso por el lado suroeste, por el "Sendero Pisaca" señalizado por la ONG Naturaleza y Cultura, bordeando las canalizaciones que alimentan a las lagunas, el cual llega hasta aproximadamente la mitad de la ascensión.

Lagunas al pie del Pisaca

Los 2450 msn del mastodonte fueron coronados no sin admirarnos de una vegetación exuberante y muy espesa repleta de musgo, lo que daban un aspecto fantasmal, aunque bello a todo el camino. A partir de la finalización del "Sendero Pisaca" el desnivel se convierte en muy exigente, por lo que la segunda parte de la ascensión demora casi el doble que la primera. En resumen la subida la realizamos en una hora y quince minutos desde las lagunas.

Desde su cima el paisaje es abrumador; San Vicente del Río, el Río Catamayo, Cariamanga, Catamayo, y si hay suerte y está despejado de la abundante niebla que suele reinar en invierno, se puede observar la Central eólica Villonaco, a unos 90 kms de distancia.

Si la subida es exigente la bajada me atrevería a decir que es mas, lo que hace indispensable llevar un buen palo de apoyo para realizarla, sobre todo si no estáis muy acostumbrados al senderísmo exigente.



La combinación de desnivel y piso húmedo hace indispensable estudiar cada paso de ese suelo de tierra negra.

La vuelta en dirección a Tundunda visionando las diferentes albarradas y lagunas artificiales acondicionadas por el Comité de Gestión de Paltas mediante "mingas populares" se realizó durante dos horas saliendo a la propia Catacocha por Santa Marianita, completando así un recorrido que merece mucho la pena, aunque es recomendable realizador en época seca para tener mas seguridad, sobre todo en la bajada de la cima.

San Vicente del Río, Catacocha


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